ESTADOS UNIDOS.- Hoy, 17 de mayo, se conmemora el Día de Internet. Sin embargo, lo que para algunos puede significar una fecha de celebración, bien podría ser usada para reflexionar acerca del momento que vive hoy la web, cuya libertad está cada vez más amenazada.

La guerra está declarada desde el año pasado, cuando la polémica Ley Sinde se hizo mediática en España, donde hoy rige tras ser aprobada por el Parlamento. La medida fue celebrada por cantantes y autores, que buscaban limitar la descarga de su contenido en internet.

Antes de ser promulgada, otra propuesta incendió las redes sociales. Con origen en Estados Unidos, la Ley SOPA y su acompañante PIPA motivaron un apagón sin precedentes, liderado por Wikipedia y Google. Esto ayudó a desinflar las pretenciones de los promotores de la propuesta, que debió ser archivada hasta nuevo aviso.

Tan sólo semanas después de que la comunidad celebrara una victoria, ACTA aparecía para ahogar sus gritos. En este caso, el impulsor de la norma fue Japón, y va más allá de las descargas ilegales en internet. La medida pretende controlar las patentes de ciertos productos, entre ellos medicamentos genéricos de bajo costo para los consumidores, y hasta ciertas semillas. La medida debía ser aprobada por la Comunidad Europea, sin embargo, perdió aval en pocos días. Aún no fue descartada del todo.

La última de las amenazas no sufrió la misma suerte que sus antecesoras y se suma a Sinde al club de las leyes que pretenden controlar el tráfico de contenido en la web. Se trata de CISPA, (Cyber Intelligence Sharing and Protection Act), propuesta en noviembre de 2011. La nueva medida permite el intercambio de datos personales de ciudadanos entre el gobierno de Estados Unidos y empresas privadas. Esto, con el objetivo de evitar, lo que sus autores llaman, "amenazas cibernéticas". Tiene alcance mundial.

Con estos antecedentes, todo parece indicar que los días felices en internet se agotan con el paso del tiempo. Los intereses de grandes discográficas y productoras de cine sobre los derechos de autor ponen duros límites al intercambio de contenido a través de la World Wide Web.

Esto quedó demostrado con el cierre de Megaupload por parte del FBI, y la oleada de sitios de servicios de alojamiento que decidieron poner fin a su actividad por miedo a las represalias de la Agencia Federal de Investigaciones.

Hoy por hoy, la web es un terreno peligroso. Cualquiera puede ser calificado como criminal, traficante y vil "pirata". La tres "W" tomaron otra significancia: World War Web (Guerra Mundial en la Web). Luchar o someterse al fin de internet... he ahí el dilema.